Llegué temprano a la presentación del libro “Vilagarcía, Perla de Arousa”. Me hacía ilusión. Había accedido a la petición de Carolina para publicar las fotos de mi padre. Unas fotos que ya habían sido cedidas anteriormente al Faiado da Memoria, un proyecto social encomiable, de los que le hacen a uno sentirse en sintonía con el mundo.
Allí había mucha gente. El editor a la puerta, saludando. Hacía tiempo que no venía al pueblo.
Me extrañó no ver el libro, lo normal en una presentación de libros. Entré en la sala y estaban tocando el piano. Música de aquí no pasa nada, de mundo nostálgico, de que estilazo y que clase la presentación. Pensé, menudo nivel…
Me tragué varios discursos: el de la alcaldesa, el de una señora que no sé quién era y nadie la presentó, el del vicepresidente de la diputación, el de Manuel Suárez el historiador local… comenzaba a estar cansada.
No sé en qué momento proyectaron una presentación en la pantalla. Eran fotos conocidas casi todas.
Luego vino un recital…que si música lírica, que si Negra Sombra…
me quiero ir y sigo sin ver el libro... Ah! Si! Está allí delante de todo, en un atril (una copia para toda una multitud).
Acabó el recital. Entonces la señora desconocida para mi anunció al editor…Con todos ustedes!!!!
Subió presto. Se plantificó frente al atril. Le tomó el pulso al auditorio, previamente preparado. Empezó felicitándose por el libro…que si una gran empresa…que si un ingente trabajo…que si un gran orgullo…por el medio citó la lista de libros previamente publicados… modulando y entonando, haciendo breves pausas, cambiándose de posición, sacando y metiendo las manos de los bolsillos. Me extrañó que en los agradecimientos no citase a Carolina. Pero entonces comenzó a soltar artillería dura. Se agarró al atril y espetó…si tienen ustedes a gente mayor (pausa) no lo lleven al Divina Pastora (pausa larga), ni al valle Inclán (pausa) ni a ninguna otra residencia (pausa), llévenselos consigo a casa.
Yo me preguntaba (mientras cogía aire) ¿Por qué tengo que oír lecciones de moralidad en la presentación de un libro? ¿A qué viene este afán de protagonismo? ¿De qué va todo esto?
Entonces vino la historia de la construcción del puerto y de los cuatro pajarracos del pueblo que no dejaron que la perla arousana brillase (¿quizás un planteamiento menos anacrónico de lo que parece?). Poco a poco iban sucediéndose los recuerdos de su infancia, las dedicatorias, los homenajes, los análisis sobre el auge y posterior retroceso de la Villa de García… ya me doblaba cuando soltó lo de la parte de los beneficios del libro para una ONG.
Ni un perla, ni dos, ni tres… múltiples perlas en un discurso dogmático ideado para reblandecer, pensado para figurar… y al final el toque maestro. Y miren que he oído conferencias. Pero pedirle al público que al acabar se levanten y den una ovación (por los que nos precedieron o no sé que). Ya con el público en pie, aplaudiendo sin cuartel, conseguí escaparme, o como diría mi abuelo, “hacer mutis” por las filas, eso si, con cinco pares de ojos clavados por tener que dejarme paso en plena orgía lacrimógena de adrenalina y villagarcianismo.
A mi me pidieron las fotos y sabía que eran para un libro. Esto es verdad. Pero desde el mismo momento que entré en el auditorio me arrepentí de estar allí, porque hay formas y formas de hacer memoria, hay formas y formas de hacer historia, y también hay formas de hacer caja y postureo… y de paso… si me apuran… yo diría que mitin y campaña.
El domingo mis colegas de siempre me avisaron de la polémica en la página del Faiado da Memoria. Entré en la página de la Diputación de Pontevedra, donde figura lo siguiente: “Esta publicación viu a luz grazas ó intenso traballo de recompilación das imaxes, levado a cabo pola coordinadora do libro (-no es Carolina a quién citan-), a editorial Teófilo Comunicación e o Servizo de Publicacións da Deputación de Pontevedra, que reuniron máis de 500 instantáneas cedidas polos veciños de Vilagarcía de Arousa”.
Contaba mi padre en su libro sobre personajes populares de Vilagarcía, que Don Teófilo era un maestro nacional de origen castellano que vivió en el pueblo hacia el 36 y que solía alardear de sus conocimientos musicales en el café Nueva España, pero sus amigos no se creían sus historias y se reían a carcajadas, a lo que él replicaba: “Ustedes tienen orejas en vez de oídos”.
Sigue habiendo personajes populares. Y hay anécdotas que siempre permanecen vivas aunque pase mucho tiempo. Como le sucedía a Don Teófilo, algunas historias no son creíbles y provocan carcajadas.
Con este texto solo he querido dejar constancia de que, a pesar de todo, casi todos tenemos oído. Así que, estaremos atentos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario